tulipan logo blanco (2)

Inspiración

Conoce a Edy

Hola, soy Flor Morton y quiero contarte que Tulipán es fundada en memoria y homenaje a mi hijo Eduardo González Morton “Edy” y a todos aquellos(as) pequeños(as) que han sido diagnosticados(as) con una enfermedad rara.

Edy nació con colpocefalia -una alteración en el desarrollo del cerebro vinculado a malformaciones de los ventrículos- que desencadenó en una serie de problemas de salud tales como Síndrome de West (encefalopatía epiléptica), discapacidad múltiple, trastornos hormonales, desequilibrio electrolítico, osteopenia, entre otras afecciones que no permitieron un desarrollo regular.

Esta situación alteró la dinámica y el estado emocional de la familia al enfrentarnos a una situación que pocas personas llegan a vivir, adentrándonos en un mundo desconocido en el que tuvimos que aprender y adaptarnos.

Mi niño falleció, pero su paso por este mundo me motivó a buscar una manera en la cual acompañar y apoyar a familias que estén viviendo una forma diferente de paternidad/maternidad. 

Para mí, esta es una manera de darle sentido a la lucha de Edy y hacer que su vida trascienda.

Edy

nació el 23 de abril de 2015 en Monterrey, Nuevo León. Durante sus pocos años de vida mostró un espíritu de lucha admirable, peleando cada batalla que su cuerpo belicoso le presentaba.

Edy

no hablaba con palabras, ni balbuceaba, no caminaba, ni gateaba, no comía como los demás, no podía ni controlar su propia temperatura corporal, y por si no fuera poco sus huesos se volvieron frágiles y se quebraban con facilidad. 

Edy

hablaba con su mirada, su lenguaje era el del amor; con éste lograba una profunda conexión con las personas. Su poca movilidad impulsaba el movimiento de los demás. Su mejor alimento era el amor y las muestras de afecto que recibía de todos los que lo amamos. Su sola presencia irradiaba paz y calidez alrededor, pero a la vez mostraba la fortaleza de un luchador.

Edy

nunca me dijo mamá, pero me hizo sentir la mamá más especial del mundo. Sus labios casi no sonreían, pero su alma siempre sonreía burlonamente y con sabiduría a la vida, como diciéndole: “Tú eres efímera y yo soy infinita”.

En su estructura material había severas imperfecciones, pero su esencia y su alma alcanzaban un nivel de pureza y belleza que nunca había visto o experimentado antes.

Sus dones eran la observación y la escucha empática, éstos le permitían un nivel de comprensión profundo y poco común sobre el mundo y las personas. Edy cumplió tan rápido su misión en este mundo -comprender, amar e inspirar- que una vez quiso partir, dejó de respirar y su corazón dejó de latir, pero al escucharme y comprender que yo aún no estaba preparada para su partida, en su sabiduría y solidaridad me supo esperar.

Más adelante con el tiempo y paciencia me haría entender que lo mejor para él no estaba aquí, y así un día habló con Dios y le dijo: “Listo estoy”. El 8 de febrero de 2019, partió a un lugar donde sus limitaciones físicas no tienen cabida y no pueden contener su grandeza. 

 

Edy fue, es y seguirá siendo un maestro de la vida; sus mayores enseñanzas para mi fueron el amor, la valentía, la resiliencia, la gratitud, y la efimeridad y sentido de la vida.